Stalingrado
ALEXANDER LLICH RODITSEV
Nació el 8 de marzo de 1905 y murió el 13 de abril 1977. Se unió al Ejército Rojo en los años 1920, con unos 15 años, y luchó en la Guerra Civil española de 1936 a 1937 como asesor del lado de la República con el apodo de "Pablito" al igual que los mariscales soviéticos Voronov, Malinovsky y Rokossovsky. Participó en la IX Brigada y luego en la 11ª División. En 1937 fue el asesor soviético clave en la batalla de Guadalajara, en la que los republicanos españoles hicieron huir a los cuerpos expedicionarios de Mussolini. Al concluir su participación en esta guerra se le condecoró por primera vez como Héroe de la Unión Soviética. En 1939 comandó una división de caballería en la campaña polaca, en 1941 la 5ª brigada de paracaidistas que defendió Kiev y logró escapar del encierro. Luego esa brigada se transformó en la 87º División de fusileros y luego en la 13º División de guardias fusileros y se concedió la orden de Lenin a la División. Será siempre recordado por su papel en la batalla de Stalingrado donde estuvo al mando de la 13ª División de guardias fusileros y donde realizó su famosa declaración “'Soy un Comunista, no tengo intenciones de abandonar la ciudad” cuando fue entrevistado por Chuikov, minutos antes de cruzar el Volga. Con esta división cruzó el río y reconquistó con una fuerza de 10.000 fusileros el Mamaev Kurgan, la cota principal de Stalingrado desde donde se dominaba toda la ciudad, los pocos supervivientes (solo 320 hombres de los 10.000 iniciales sobrevivieron hasta el final de la Batalla de Stalingrado) juraron que su determinación "fluía de Rodimtsev", hicieron también la promesa: "No hay tierra para nosotros más allá del Volga", resistieron una y otra vez los contraataques alemanes siendo objeto también de bombardeos de la artillería alemana, a pesar que de acuerdo con la política de Chuikov la línea del frente se trazaba siempre a menos de 45 metros de los alemanes para dificultar la actividad de su aviación y artillería. Los hombres de su división se enorgullecían de su puntería "Cada soldado de los guardias dispara como un francotirador" y así "fuerzan a los alemanes a gatear, no a caminar". En definitiva, en Manaev Kurgan fue donde la division de Rodimtsev se cubrió de gloria, y de muertos, al reconquistar la colina y mantenerla durante dos días a slavo librando a la defensa de Stalingrado del desplome. Con esta batalla ganó su segunda condecoración como Héroe de la Unión Soviética. Participó también en la Batalla de Berlín al mando del 32º cuerpo de guardias fusileros. Después de la Gran Guerra Patria fue asistente del comandante del distrito militar siberiano (1953-1956), asesor militar jefe del ejército albano y agregado militar en Albania, primer comandante del distrito militar Norte (1956-1960) y asesor militar del inspector general del ministerio de defensa, se retiró en 1966 con grado de Coronel General. Rodimtsev era infinitamente popular y un héroe entre sus tropas, reconocido por su valor y determinación. Según Antony Beevor (historiador inglés) “Rodimtsev pertenecía a esa pequeñísima minoría de personas que pueden decir genuinamente que se ríen del peligro.” Y según dicen el mayor temor de sus tropas era que al ser heridos fueran transferidos a otra división. Su hijo declararía muchos años después que su padre era visitado casi todos los días por sus ex-subordinados. Uno de los cuales declaró que Rodimtsev era un comandante de verdad, que estaba con las tropas en las líneas y casi nunca en la retaguardia.
VASSILI IVANOVICH CHUIKOV
Nacido el 12 de febrero de 1900 y fallecido el 18 de marzo de 1982 en Volgogrado (antigua Stalingrado). Hijo de una familia de campesinos, se unió al Ejército Rojo durante la Revolución Rusa, con tan sólo 17 años, para posteriormente estudiar en la Academia Militar Frunze. Chuikov sirvió en la ocupación soviética de Polonia Oriental en 1939 y en la Guerra de Invierno de 1940. Fue enviado a China como asesor de Chiang Kai-shek. En mayo de 1942 se le concedió el mando del 62º Ejército en la Batalla de Stalingrado. Chuikov acuñó la expresión de "La academia de lucha callejera de Stalingrado", una de sus estrategias curiosas era la de emitir música lúgubre combinada con con mensajes que presentaban la rendición como única vía de salvar la vida. El 62º Ejército fue ascendido a 8º Ejército de la Guardia debido a sus acciones tras la victoria del Ejército Rojo en Stalingrado. A pesar de ser uno de los artífices de la victoria en Stalingrado y considerarlo como el mejor general en lo refernte a ataques urbanos, toda la gloria se la llevo el mariscal Zhukov, a partir de aqui empezaron a torcerse las relaciones entre ambos. Durante la ofensiva del Oder-Vístula dirigió su avance hacia Polonia, conduciendo el 8º de la Guardia dentro del I Frente Bielorruso que estaba comandado por Zhukov y conquistó la fortaleza silesa de Poznan, continuando finalmente la ofensiva soviética que capturó Berlín en Abril de 1945. Tras finalizar la guerra, Chuikov permaneció en Alemania, sirviendo posteriormente como Comandante en Jefe del Grupo de Fuerzas Soviéticas en Alemania desde 1949 hasta 1953, cuando fue nombrado Comandante del Distrito Militar de Kiev. Mientras servía en aquel puesto, el 11 de marzo de 1955 fue ascendido a Mariscal de la Unión Soviética. Entre 1960 y 1964 fue Comandante en Jefe de las Fuerzas de Tierra del Ejército Rojo. También sirvió como Jefe de la Defensa Civil desde 1961 hasta su retiro en 1972. Desde 1961 hasta su muerte, fue miembro del Comité Central del Partido Comunista de la Unión Soviética. Chuikov fue un gran consultor en el diseño del Memorial de la Batalla de Stalingrado en el Mamayev Kurgan y tras su muerte fue enterrado allí. Fue el primer mariscal ruso enterrado fuera de Moscú.
GEORGI KOSTANTÍNOVICH ZHÚKOV
Nació el 19 de noviembre de 1896 cerca de Kaluga (Rusia) y murió el 18 de junio de 1974. Nacido en una familia de campesinos en Strelkovka, Maloyaroslavets Rayón, Kaluga Gubérniya (ahora Óblast Zhúkovo Rayón Kaluga), Zhúkov se inició como aprendiz para trabajar en Moscú y en 1915 pudo entrar en la Academia de oficiales de caballería por sus méritos al no ser hijo de aristócratas. Allí fue llamado a filas cuando estalló la Gran Guerra, donde sirvió en un regimiento de dragones como soldado. Durante la Primera Guerra Mundial, Zhúkov fue condecorado dos veces con la Cruz de San Jorge y ascendido al rango de oficial no comisionado por su valor en batalla. Se unió al Partido Bolchevique tras la Revolución de Octubre y su antecedente de pobreza se convirtió en un recurso. Tras recuperarse del tifus, luchó en la Guerra Civil Rusa de 1918 a 1920, recibiendo la Orden de la Bandera Roja por avasallar una rebelión blanca incitada por campesinos. Para 1923, Zhúkov fue nombrado comandante de un regimiento y, en 1930, de una brigada. Fue un entusiasta postulador de la nueva teoría de la guerra blindada y conocido por su detallada planificación, ruda disciplina y rigor. Sobrevivió a la Gran Purga del Ejército Rojo de Josef Stalin en 1937-1939. En 1938, Zhúkov se dirigió a comandar al Primer Grupo del Ejército Soviético Mongol y vio la acción contra el Ejército Guandong de Japón en la frontera entre Mongolia y el territorio de Manchukuo, controlado por los japoneses, en una guerra no declarada que duró desde 1938 hasta 1939. Lo que comenzó como una escaramuza fronteriza de rutina —los japoneses pusieron a prueba la resolución de los soviéticos por defender su territorio- escaló rápidamente en una guerra a gran escala: los japoneses hicieron presión con 80.000 tropas, 180 tanques y 450 aviones. Esto llevó a la decisiva Batalla de Khalkhin Gol. Zhúkov solicitó mayores refuerzos y el 15 de agosto de 1939, ordenó lo que parecía en principio un ataque convencional frontal. Sin embargo, Zhúkov había retenido a dos brigadas de tanques que, en una maniobra osada y exitosa, ordenó avanzar alrededor de ambos flancos de la batalla. Apoyado por la artillería motorizada y la infantería, los dos grupos móviles de batalla rodearon al 6º ejército japonés y capturaron sus vulnerables áreas de suministro. En pocos días, las tropas japonesas fueron derrotadas. Por esta operación, Zhúkov recibió el título de Héroe de la Unión Soviética. Fuera de la URSS., sin embargo, esta batalla sigue siendo poco conocida, ya que en esa época había comenzado la Segunda Guerra Mundial. El uso pionero de Zhúkov del blindado móvil fue desatendido por el occidente y, en consecuencia, la Blitzkrieg (guerra rápida) alemana contra Francia en 1940 llegó como una gran sorpresa. Ascendido a general en 1940, Zhúkov fue por poco tiempo (de enero a julio de 1941) jefe del Estado Mayor del Ejército Rojo. Debido a desacuerdos con Stalin fue reemplazado por el mariscal Boris Shaposhnikov (que fue reemplazado a su vez por Aleksandr Vasilevsky en 1942). Tras la invasión alemana de la Unión Soviética en junio de 1941, Zhúkov fue temerario en sus críticas directas de Stalin y otros comandantes. Como resultado, fue removido del mando y enviado al distrito militar de Leningrado para organizar la defensa de la ciudad. Frenó el avance alemán en las afueras del sur de Leningrado en el otoño de 1941. En octubre de 1941, cuando los alemanes se acercaban a Moscú, Zhúkov reemplazó a Semión Timoshenko en el mando del frente central y fue asignado a dirigir la defensa de la ciudad. Dirigió también la transferencia de tropas del Lejano Este, donde una gran parte de las fuerzas terrestres soviéticas se habían estacionado el día de la invasión de Hitler. Una exitosa contraofensiva soviética en diciembre de 1941 hizo retroceder a los alemanes, fuera del alcance de la capital soviética. La proeza logística de Zhúkov es considerada por algunos su más grandes logros. En 1942, Zhúkov fue ascendido a Comandante en jefe asistente y enviado al frente del suroeste para estar a cargo de la defensa de Stalingrado. Bajo el mando total de Vasilievsky, fiscalizó a la distancia el cercado y la captura del IV Ejército Alemán a cargo de Chuikov en 1943 con el costo de quizá un millón de muertos. Durante la Operación Urano, Zhúkov pasó la mayor parte del tiempo en los infructuosos ataques en las direcciones de Rzhev, Sychevka y Vyazma, conocido como "El moledor de carne de Rzhev" ("Ржевская мясорубка"); no obstante, reclamó el éxito en Stalingrado como suyo, lo que no le correspondía ya que el mérito le correspondía a su subordinado Vassili Ivanovitch Chuikov, provocando que Stalin firmara la orden sobre el comportamiento impropio de Zhúkov:
"Contrario a los reclamos de Zhúkov, no tiene ninguna relación con los planes de liquidación del grupo de tropas alemanas de Stalingrado; se sabe que el plan se desarrolló e inició para ser implementado en el invierno de 1942, cuando Zhúkov estaba con otro frente, lejos de Stalingrado".En enero de 1943, orquestó la primera ruptura del bloqueo alemán de Leningrado. Fue coordinador de la STAVKA en la Batalla de Kursk en julio de 1943, jugando un papel central en la planificación de la batalla defensiva soviética y las enormemente exitosas operaciones ofensivas que la siguieron. Kursk representó la primera gran derrota de la Blitzkrieg alemana en tiempo de verano, de suficientes alcances como para ser considerada una batalla al menos igual de decisiva de la de Stalingrado.
Después del fracaso del mariscal Kliment Voroshilov, levantó con éxito el asedio de Leningrado en enero de 1944. Zhúkov lideró la contraofensiva soviética de 1944 y el asalto final sobre Alemania en 1945, capturando Berlín en abril y llegando a ser primer comandante de la zona de ocupación soviética en Alemania. Como el comandante militar soviético más prominente de la Gran Guerra Patriótica, Zhúkov comandó el Desfile de la Victoria en la Plaza Roja de Moscú en 1945. Se dijo que Stalin, el comandante supremo, tenía miedo de caerse de su caballo en las húmedas piedras de la Plaza. El general Dwight Eisenhower, comandante supremo Aliado en el Oeste, fue un gran admirador de Zhúkov y ambos viajaron por la Unión Soviética juntos al concluirse la victoria sobre Alemania. Años más tarde Stalin lo acusó de usar sus logros de la Segunda Guerra Mundial para su provecho y lo degradó.
VASSILI GRIGORIEVICH ZATISEV
Nacido el 23 de marzo de 1915 en Yelino (Rusia) y fallecido el 23 de marzo de 1991 en Kiev (Ucrania). Natural de Siberia, desde muy niño estuvo relacionado con las armas: en primer lugar, con el arco y, más tarde, con armas de fuego, de las cuales la primera de ellas fue un obsequio de su abuelo cuando sólo tenía 12 años de edad. Estudió en la escuela técnica de Magni-Togorsk, y sirvió como tenedor de libros en la Escuadra Soviética del Lejano Oriente. Cuando la Segunda Guerra Mundial estalló, Vasili tenía 26 años y ya era un excelente tirador. Además, estaba alistado en la Marina de su país. Durante la Batalla de Stalingrado, los alemanes sufrieron varias bajas a manos de los francotiradores rusos, que se habían convertido en una verdadera molestia. Las víctimas, por lo general, eran oficiales de observación, telegrafistas, encargados de las cocinas y, posteriormente, niños rusos que eran utilizados por los alemanes para aprovisionarse de agua. El 21 de octubre de 1942, fue destinado como francotirador en Stalingrado. Vasili no sólo era un excelente tirador, sino también un maestro del camuflaje, el sigilo y la paciencia. Se mimetizaba de tal manera con su entorno que difícilmente sus víctimas podían dar con su posición o bien no contaban con el tiempo de vida suficiente para darse cuenta de dónde estaba. Pronto los periódicos se hicieron eco de la hazaña de este hombre y comenzaron a publicar las historias que de él se contaban, aumentando así el orgullo de las personas por este compatriota. Entre tanto, Vasili no sólo trataba de hacer honor a tal fama, sino que también adiestraba a otros compatriotas en el arte del disparo de precisión, entre ellos a Tania Chernova, una excelente tiradora que también fue su amante. La mayoría de sus alumnos hicieron honor a sus enseñanzas: Víctor Medvedev y Anatoli Chejov hicieron que los alemanes temieran las horas de plena luz, pues asomar la cabeza significaba perder la vida. Ellos y Tania, sus mejores alumnos, habían quitado la vida a más de setenta soldados alemanes. Otras fuentes afirman que los 28 francotiradores entrenados por él se cobraron la vida de más de 3.000 soldados enemigos. También se dice que la hazaña de Zaitzev no fue la única y que un desconocido soldado, identificado solamente como Zikan, había matado ya 224 soldados alemanes hacia el 20 de noviembre de 1942. Cuando Zaitsev tuvo en su haber más de cien muertes, fue condecorado con la Orden de Lenin, aunque esto no le impidió seguir su impiadosa tarea. En esos días, y según el testimonio de un prisionero alemán, llegó al frente, un oficial alemán de apellido König. Dice este testimonio, que se enteró de que la verdadera misión de König era matar a Zaitzev, y acabar así con el mito para socavar la confianza del pueblo ruso. Durante varios días, ambos oponentes se movieron con sigilo con el fin de estudiar el terreno y tratar de encontrar al otro, hasta que König hizo su primer movimiento, asesinando a dos francotiradores rusos con sendos disparos en cercanías de una fábrica. Por lo que Vasili decidió hacerle frente. El lugar elegido: la fábrica Octubre Rojo al pie de la colina de Mamaev Kurgan. Al sitio fue acompañado por su amigo y colega Nikolai Kulikov. Allí se encontraba el alemán, quien también se mantuvo oculto. Así estuvieron tres días con sus noches, esperando ambos con admirable paciencia que el otro cometiera un error y delatara su posición. Al cuarto día, Vasili y Nikolai creyeron saber dónde estaba y urdieron un plan para descubrirlo. Nikolai asomó un casco, el alemán disparó y aquel se arrojó al suelo gritando de dolor. König mordió el anzuelo y se asomó para contemplar a su víctima, hecho que aprovechó Vasili para asestarle un disparo en la cabeza que terminó con su vida. Esta historia del enfrentamiento entre Zaitsev y König no está del todo evidenciada ni documentada en ninguno de los bandos enfrentados. De acuerdo con el libro Stalingrado de Anthony Beevor, el nombre Mayor König no es más que un nombre ficticio creado por los medios. Su nombre real sería Mayor Heinz Thorvald, jefe de una escuela de francotiradores del ejército alemán. La mira telescópica del rifle de Thorvald, de la cual se dice que es el más preciado trofeo de Zaitsev, es exhibida actualmente en el Museo de las Fuerzas Armadas en Moscú. Sin embargo, la historia completa permanece esencialmente sin ser confirmada. No hay absolutamente ninguna mención de ello en informes militares soviéticos, incluyendo los de Alexander Scherbakov, aún cuando casi todo acto de francotiradores fue registrado con veracidad. Por esos días, se convirtió en héroe nacional. Cuando la Batalla de Stalingrado finalizó, había liquidado a 242 alemanes, entre ellos muchos oficiales de alto rango, aunque algunos historiadores sostienen que solo fueron 149 oficialmente confirmados. Zaitsev prestó servicio hasta enero de 1943, cuando sufrió heridas en sus ojos. El profesor Filatov restauró su visión, regresando más tarde al frente para terminar la guerra posteriormente en el río Dniester con el grado de Capitán. Esta parte de la historia de Vasili Zaitzev fue inmortalizada en la película Enemigo a las puertas (2001) donde fue personificado por el actor británico Jude Law y el mayor König por Ed Harris, dirigida por el francés Jean-Jacques Annaud. Finalizada la guerra, se casó y se estableció en Kiev como director de una escuela de ingeniería. Además pasó a ser uno de los mayores héroes rusos de toda su historia.
CARTAS DESDE STALINGRADO
En enero de 1943, al término de la Batalla de Stalingrado, un avión alemán Heinkel 111 consigue despegar en el aeródromo alemán de la ciudad justo antes de que sea tomado por los rusos. En su interior, 250000 cartas de soldados alemanes, repartidas en siete sacas de correo. Al llegar a Alemania, el Ministerio de Propaganda retiene y confisca las cartas con el pretexto de publicarlas en un libro que muestre la heroica resistencia de los defensores de Stalingrado. Al analizarlas, descubren que la mitad de los hombres que han escrito las cartas demuestra actitud desleal o negativa, que un tercio es relativamente indiferente y que tan sólo el 2% es favorable al régimen de actuación del Estado Mayor. Ante estos datos, el Ministerio decide ocultarlas a la opinión pública y las guarda en los archivos del ejército. No se redacta ningún informe sobre lo encontrado en el Heinkel 111 y la historia se olvida. Pero en 1954 las cartas son descubiertas y leídas. En ese mismo año, "Letze Briefe auf Stalingrad" (Las últimas cartas
de Estalingrado) se publica en Alemania. Se trata de una colección de 39 cartas y fragmentos de gran impacto emocional escritas por soldados alemanes en Stalingrado en las que los hombres hablan de su desesperada situación e incluso se atreven a cuestionar al Estado Mayor y al prorio Führer, a saabiendas de su funesto destino.He aquí un pequeño fragmento de esas 36 cartas escritas por soldados alemanes a sus familias:
Carta1 …Mi vida no ha cambiado en nada; es ahora como hace diez años, bendito por las estrellas, maldito por los hombres. No tuve amigos, y tu sabes por qué no querían saber nada de mí. Era feliz cuando podía sentarme al telescopio y mirar al cielo y al mundo de las estrellas, feliz como un niño al que le permiten jugar con los astros. ... Fuiste mi mejor amiga, Mónica. Sí, lees bien, fuiste. El momento es demasiado serio como para bromas. Esta carta tardará en llegarte dos semanas. Por entonces ya habrás leído en los periódicos lo que ha tenido lugar aquí. No pienses mucho en ello, porque en realidad todo habrá terminado de forma diferente; deja que los demás se preocupen de la "película de los hechos".¿Qué son ellos para ti o para mí? Siempre pensaba en años luz, pero sentía en segundos. Además, aquí tengo mucho trabajo con el tiempo. Somos cuatro, y si las cosas continúan como hasta ahora podemos darnos por contentos. Lo que hacemos es muy sencillo. Nuestro tarea consiste en medir las temperaturas y la humedad, informar sobre la visibilidad y los bancos de nubes. Si algún burócrata leyera lo que aquí escribo obtendría una flagrante violación de la seguridad militar. Mónica, ¿qué es nuestra vida comparada con los muchos millones de años del cielo estrellado?. En esta hermosa noche, Andrómeda y Pegaso están justo sobre mi cabeza. Las he mirado mucho tiempo; pronto estaré muy cerca de ellas. Mi paz y mi felicidad se las debo a las estrellas, de las cuales tu eres la mas bella para mí. Las estrellas son eternas, pero la vida de un hombre es como una mota de polvo en el universo. A mi alrededor todo se derrumba, un ejercito entero muere, el día y la noche arden...y cuatro hombres se atarean con informes diarios sobre temperaturas y bancos de nubes. No sé mucho sobre la guerra. Ningún ser humano ha muerto por mi mano. Nunca he disparado munición real con mi pistola. Pero sé muy bien una cosa: la otra parte nunca ha mostrado ni una pizca de comprensión por sus hombres. Me habría gustado contar estrellas unas cuantas decadas más, pero ahora nada parece ir en ese sentido. Carta2 Hoy hablé con Hermann. Está al sur del frente. A unos cientos de metros de mí. No queda mucho de su regimiento. Pero el hijo de B. el panadero todavía está con él. Hermann aún tenía la carta en la que nos contabas la muerte de papá y mamá. Le hablé una vez más, por ser el hermano mayor, e intenté consolarle, aunque yo también estoy al límite. Es bueno que papá y mamá no sepan que Hermann y yo nunca volveremos a casa. Es muy duro el que tengas que cargar con el peso de cuatro personas muertas a lo largo de toda tu vida. ...Yo quería ser teólogo, papá quería tener una casa, y Hermann quería construir fuentes. Nada ha salido como debiera. Tu sabes como está la cosa en casa, y nosotros sabemos demasiado bien lo que pasa aquí. No, la verdad es que esas cosas que planeamos no han salido como imaginábamos. Nuestros padres están enterrados bajo las ruinas de su casa, y nosotros, aunque suene irónico, estamos enterrados con unos cientos o más de hombres en una trinchera en la parte sur de la bolsa. Pronto, estas trincheras estarán llenas de nieve. Carta3 El Fuhrer nos hizo la firme promesa de sacarnos de aquí; nos lo leyó y creimos en ello firmemente. Incluso ahora aún lo creo, porque he de creer en algo. Si no es cierto ¿en que otra cosa podría creer? Dentro de poco no tendré necesidad de primavera, verano o de algo agradable. Por lo que, abandoname a mi destino, querida Greta; toda mi vida, al menos ocho años de ella, creí en el Fuhrer y su palabra. Es terrible como dudan aquí, y vergonzoso escuchar lo que dicen sin poder responder, porque los hechos están de su parte. En enero cumplirás veintiocho. Eso es ser aún muy joven para una mujer guapa, y me gustaría poderte decir este cumplido una y otra vez. Me echarás mucho de menos, pero incluso así, no te aisles. Deja pasar unos meses, pero no más. Gertrud y Claus necesitan un padre. No olvides que debes vivir para los niños y no les hables demasiado de su padre. Los niños olvidan pronto, especialmente a esa edad. Fíjate bien en el hombre que elijas, toma nota de sus ojos y de la presión de su apretón de manos, como fue nuestro caso, y no te equivocarás. Pero sobre todo, anima a los niños a ser personas rectas que puedan llevar la cabeza bien alta y mirar a todo el mundo directamente a los ojos. Te escribo estas líneas apenado. No me creerías si te dijera que ha sido fácil, pero no te preocupes. No me asusta lo que se avecina. Repítete a ti misma y a los niños cuando sean mayores que su padre nunca fue un cobarde, y que ellos nunca deben serlo. |
… El martes destruí dos T-34 (tanques soviéticos)... después pasé junto a los restos humeantes. De la torreta colgaba un cuerpo, cabeza abajo, sus pies atrapados y sus piernas ardiendo hasta las rodillas. El cuerpo estaba vivo, la boca gesticulaba. Debía de sufrir un dolor horrible. Y no había posibilidad de liberarle. Incluso si la hubiera habido, habría muerto tras unas pocas horas de tortura. Le disparé, y cuando lo hice, las lágrimas corrieron por mis mejillas. Ahora llevo llorando tres noches por un tanquista ruso muerto, de quien soy su asesino. Los "cruces" de Gumrak* me dan asco, y también muchas cosas ante las que mis camaradas cierran los ojos y aprietan los dientes. Me temo que nunca volveré a dormir tranquilo en el caso de que vuelva con vosotros. Mi vida es una terrible contradicción, una monstruosidad psicológica.
Carta5
Tenía que haber muerto en tres ocasiones, pero habría sido repentinamente, sin estar preparado para ello. Ahora es diferente. Desde esta mañana sé como están las cosas; y ya que me siento liberado, quiero que tu también te liberes de la aprensión y la incertidumbre.
Me quede atónito cuando ví el mapa. Estamos totalmente solos, sin ayuda del exterior.
Hitler nos ha dejado en la estacada. Si el aeródromo continúa en nuestro poder, puede
que esta carta aún salga. Nuestra posición está al norte de la ciudad. Los hombres de mi batería sospechan algo, pero no lo saben tan seguro como yo. Así que esto parece el final.
Hannes y yo no nos rendiremos; ayer, después de que nuestra infantería retomara una posición, vi cuatro hombres que habían sido hechos prisioneros por los rusos. No, no caeremos en cautividad. Cuando Estalingrado haya caido, sabrás que no volveré.
Eres la mujer de un oficial alemán, por lo que te tomarás lo que he de decirte con serenidad y firmeza, igual que en el el andén de la estación el día en que partí para el Este. No soy escritor, y mis cartas nunca han sido más largas de una página. Hoy habría mucho que decir, pero me lo reservo para más tarde, p.e., seis semanas si todo marcha bien y cien años si no. Has de contar con esta última posibilidad. Si todo va bien, tendremos mucho tiempo para hablar, y en ese caso ¿por qué he de escribirte tanto, ahora que me resulta tan difícil?. De todas formas, si las cosas se tuercen, esas palabras no te harían mucho bien.
Carta6
Sabes lo que siento por ti, Augusta. Nunca hemos hablado mucho de sentimientos. Te amo muchísimo y tu me amas, por lo que has de saber la verdad. Está en esta carta. La verdad
es que esta es la más horrenda de las luchas en una situación desesperada. Miseria, hambre, frío, renuncia, duda, desesperación y una muerte horrible. No te diré más. Tampoco te hablé de ello en mi despedida y no hay nada más sobre esto en mis cartas. Cuando estábamos juntos (y también me refiero a mis cartas) eramos marido y mujer, y la desagradable guerra, de cualquier modo necesaria, era una fea compañía de nuestras vidas. Pero la verdad es la certeza de que lo que he escrito más arriba no es una queja ni un lamento sino una relacíon objetiva de los hechos.
No puedo renunciar a mi parte de culpa en todo esto. Pero es en una proporción de 1 a 70 millones. La proporción es pequeña, pero está ahí.
Nunca pensaría en evadir mi responsabilidad, me digo a mi mismo que entregando mi vida he pagado mi deuda. Las cuestiones de honor no admiten discusión..
Augusta, en la hora en que has de ser fuerte, también has de hacer esto: Ni te enfades ni sufras demasiado por mi ausencia. No estoy asustado, únicamente triste por no poder sacar mayor provecho de mi valor que morir por esta causa inútil, por no decir criminal. Ya conoces el lema familiar de los Von H's: "Culpa reconocida, culpa expiada". No me olvides demasiado deprisa.
Carta7
En Estalingrado, cuestionarse a Dios significa renunciar a Él. Querido padre, debo decírselo, y estoy doblemente arrepentido por ello. Usted me sacó adelante, no tuve madre, y siempre mantuvo a Dios ante mis ojos y mi corazón. Y yo reitero doblemente mis palabras, pues van a ser las últimas. Después de ellas no voy a poder pronunciar otras que puedan remediarlas o disculparlas. Usted es sacerdote, padre. En la última carta que uno escribe, únicamente dice la verdad o lo que cree que es la verdad. He buscado a Dios en cada crater de obús, en cada casa destruida, en cada esquina, entre mis camaradas cuando estoy en mi trinchera, y en el cielo. Dios no se mostró cuando mi corazón le gritaba. Las casas fueron destruidas. Mis camaradas fueron tan valientes o cobardes como yo. La ira y el asesinato estaban en la tierra. Bombas y fuego caían del cielo. Pero Dios no estaba ahí. No, padre, Dios no existe. Se lo escribo otra vez, y sé que es terrible, y que no puedo remediarlo. Y si después de todo hubiera un Dios, sólo estaría con usted, en los libros de himnos y oraciones, en los consejos piadosos de sacerdotes y pastores, en el tañir de las campanas y en el olor a incienso. Pero no en Estalingrado.
VARIACIONES
SOBRE STALINGRADO (Pablo Neruda)
No me gusta despertarme,
No sé si te extraño, mujer,
pero sé que no me gusta vivir,
El viejo perro ha muerto esta mañana,
Ya no tengo amigos,
Pero Stalingrado resiste en el Este,
Y las manos del hombre oscuro del cáucaso,
Detienen el golpe malsano del fascismo,
Y hay una luz de aceite, una luz sucia,
Una luz en el este.
Esa noche en que te fuiste, no pude llorar,
Sabía que iba a sollozar los años siguientes,
Te veo en los sueños y maldigo a la noche,
El viejo perro ha muerto esta mañana,
No hay amigos para contarles que sonreías,
Y que era bello el sol
La gente camina, aparenta que vive,
No saben que te has ido,
Maldigo al día porque me trae tu olor,
Me siento por horas, miro hacia la nada,
Para olvidarme de la nada
No me gusta vivir,
Nunca me gustó,
Pero tu mano alisaba la eternidad en mi cabello,
Y casi podía entender las razones de los tiempos,
Fugitivo, como un relámpago, sentía el rumor de universo,
Y me amaba desde tu cuerpo,
Te has ido, y habitas el silencio.
Pero Stalingrado resiste en el Este,
Y Troya no cae, y Tebas no cae,
Ni Cartago, Stalingrado es su venganza.
La mano gruesa del eslavo,
El puño áspero del hombre sombrío las estepas,
Detiene la daga de Onix, el Lobo de Hielo,
El Lobo de escarcha que quiere sembrar al mundo
Con la semilla del sol negro,
Te fuiste, mi amor,
tu piel se enfrió con el beso de la parca,
Pero Stalingrado, mi vida,
Stalingrado resiste en el Este.
ANTECEDENTES
Habiendo fracasado la Operación Barbarroja al no lograr invadir Moscú y tener que entregar Leningrado, Hitler se enfocó en los pozos petrolíferos del Cáucaso. La Operación Azul tenía como objetivos la captura de puntos fuertes en el Volga primero y, posteriormente, el avance al Cáucaso. En el último momento, Hitler cambió el plan, y ordenó que se dividieran las fuerzas disponibles para iniciar la captura del Volga y del Cáucaso al mismo tiempo.
El retroceso de Semión Timoschenko hacia el Volga en dirección a Stalingrado convirtió a esa ciudad en objetivo. El 6º Ejército de Friedrich Paulus y el 4º Ejército Panzer intentaban cortar la retirada a los rusos antes de que éstos se reagruparan y atacaran Rostov del Don y luego fueran a reforzar las líneas defensivas del Cáucaso.
Las provisiones de combustible eran alarmantemente escasas para los alemanes y Hitler tomó una decisión fatal: dividió sus fuerzas frente a Stalingrado, quitándole las unidades mecanizadas al 6º Ejército de Paulus y desviando el ejército de Hoth hacia el sur. La idea del Führer era atacar en dos etapas. A esto se opuso Fedor von Bock, el cual fue destituido usando como pretexto la demora presentada en Voronezh. A Hitler le obsesionaba la idea de anular los restos de las fuerzas de Timoshenko antes de que reforzaran Rostov, lo cual no se logró a plena cabalidad. Rostov fue atacada y reconquistada por los alemanes.
El 19 de julio de 1942 Stalin ordenó que Stalingrado quedase en estado de sitio total y se comenzaran los preparativos para resistir a los alemanes, que se acercaban. No se permitió a los civiles abandonar la ciudad y se retrasmiteron mensajes patrióticos por radio constantemente para alentar a todo el pueblo soviético con la valentía de los habitantes y para preparar a éstos ante el inminente ataque.
El 23 de julio Hitler, confiado en que la fuga del resto de los ejércitos rusos estaba en su fase final al alcanzar el Don, ordenó al VI Ejército tomar Stalingrado, ordenando al grupo de ejércitos de List proseguir rumbo al Cáucaso. La decisión de Hitler estaba mal tomada, pues había confiado prematuramente en el derrumbe del Ejército Rojo, lo cual estaba muy lejos de ser real. Hitler se había excedido de nuevo en subestimar al enemigo.
El VI ejército, desprovisto de unidades mecanizadas de consistencia, iba flanqueado por ejércitos rumanos (al mando de Petre Dumitrescu y
Constantin Constantinescu), italianos, (al mando de Italo Garibaldi) húngaros (al mando de Gustztav Jany). Estas fuerzas de inferior calidad resultaron ser el talón de Aquiles de las fuerzas del General Paulus.
El día 23 de agosto de 1942, Stalingrado recibió su primer bombardeo usando los Heinkel 111 y Stukas alemanes, que lanzaron 1.000 toneladas de bombas. Tan sólo tres aviones alemanes fueron derribados, sin embargo, murieron más de 5.000 personas ese día. El avance alemán por tierra procedía de Gumrak, y lo hacía de manera brutal y arrolladora.
El 29 de agosto, cuando las primeras líneas alemanas aparecían ya en el horizonte de Stalingrado, llegó a la ciudad Zhukov; quien recientemente había sido nombrado Vicecomandante en Jefe.
Convergían sobre Stalingrado, por el sur, las 29º y 14º Divisiones motorizadas; por el Oeste se acercaba las 24º, la 94ª, 71º, 76ª y 295ª Divisiones de infantería blindada; por el norte y hacia el centro de la ciudad, la 100ª División de cazadores, la 389º y 60ª División de infantería motorizada. La ciudad era defendida en ese momento sólo por unos 40.000 soldados contra 400.000 alemanes. Estas tropas no sabían (y no debían saber, por motivos de seguridad) que el Ejército Rojo preparaba una ofensiva en gran escala contra el VI Ejército alemán.
Los primeros carros de combate alemanes llegaron a los suburbios el 1 de septiembre de 1942. Stalin, que instaba a Zhukov a salirles al camino e interceptar dichas fuerzas enemigas, replicaba:
¿No entienden que si entregan Stalingrado, el sur del país quedará separado del centro, y probablemente no podremos defenderlo? Además de perder nuestra principal vía fluvial, no sólo es una catástrofe para Stalingrado si no para el país, dado que se perderá el petróleo también.
Se lanzó una contraofensiva que logró aliviar en parte la situación respecto del norte de la ciudad, la orden de Zhukov era terminante: «¡No entreguéis Stalingrado!».
INCIDENTES
Las fuerzas alemanas atenazaron Stalingrado. Hitler que no había deseado la guerra de guerrillas en Moscú ahora bramaba por la conquista de la ciudad, eso implicaba la guerra calle a calle, casa por casa, habitación por habitación; el tipo de combate para lo cual la Wehrmacht no estaba preparada. La toma del Cáucaso había fallado a manos del mariscal de campo List, y por tanto quedaba tomar la ciudad como una forma simbólica de ocultar la carencia estratégica de los pozos petrolíferos. Si lograba conquistarla abriría de nuevo la puerta a esa riqueza.
El 12 de septiembre de 1942, Zhukov destituyó deshonrosamente al comandante a cargo de las defensas de Stalingrado, Alexander Lopatin por demostrar cobardía ante el enemigo al no poder contenerlo con su 62º División y fue reemplazado por el granítico e inflexible general Vassili Chuikov, un hombre muy eficiente y decidido, héroe de la URRS. y veterano de la Revolución Rusa, en la que participó a los 17 años.
Cuando llegó Chuikov al escenario dantesco, Yeremenko y Jrushev le preguntaron: «—¿Cuál es el objetivo de su misión, camarada? —Defender la ciudad o morir en el intento», contestó firmemente Chuikov. Yeremenko observó a Krushev y tuvo la certeza de que Chuikov había entendido perfectamente lo que se esperaba de él.
El nuevo comandante reforzó las defensas antiaéreas de la ciudad y asimismo fortificó aquellos lugares donde se pudiera contener al enemigo, en especial la colina de Mamaev Kurgan y el barranco de Tsaritsa. Además fomentó el despliegue de francotiradores, entre ellos el famoso Vasili Záitsev, que mantuvo un legendario duelo con el mayor alemán de la escuela de la 71º división de infantería alemana Heinz Trohvald.
El 14 de septiembre de 1942, la 71ª División alemana llegó a Stalingrado presentando un frente de 3 km. El objetivo era atravesar la ciudad y apoderarse lo antes posible de la ribera oriental del Volga. Sin embargo, los alemanes empezaron a ser frenados en su embestida por la acción de Katiushas, francotiradores y las unidades del Coronel General Alexander Rodimtsev. Las bajas alemanas comenzaron a ser elevadas ya que el soldado alemán no estaba entrenado para combatir en las calles, que es la lucha más dura entre todas las formas de combate; caían abatidos por francotiradores o minas antipersonales, pero aun así se logró llegar a la plaza central de la ciudad.
Desde ahí, una división escogida de soldados alemanes capturó la «Casa de los Especialistas», donde se hicieron fuertes y comenzaran a disparar contra las lanchas que iban y venían trayendo soldados.
Las bajas alemanas entre el primer y segundo día de combate sumaron 2.500 efectivos, contra 6.000 soldados soviéticos; para los rusos la pérdida era terrorífica: casi 3.000 soldados morían por día.
Debido a la escasez de municiones y armamento, Chuikov aplicó la práctica del uno por uno donde se enviaban los soldados por parejas: uno con fusil y otro con municiones, la idea era, además de obtener un relevo inmediato en caso de la muerte de alguno, mostrar un gran número de soldados a los nazis. Los alemanes usaron a civiles como escudo antichoque o para recoger a los soldados y oficiales alemanes muertos. Incluso en este escenario dantesco también se practicaba la política antisemita alemana, la Feldgendarmerie había estado capturando judíos y haciendo cautivos a civiles que fueran aptos para el trabajo, se ejecutaron unos 3.000 civiles judíos, entre ellos niños, por parte de los Sonderkommandos y unos 60.000 fueron enviados a Alemania para trabajos forzados.
Las tropas nazis pasaron a la ocupación de una ciudad casi totalmente destruida y con graves problemas de abastecimiento. Sin embargo, lo que para Hitler sería un auténtico paseo militar se convirtió en la mayor y más empecinada carnicería de todo el frente oriental de la Alemania nazi.
Pese a que la iniciativa, la razón de bajas enemigas per capita y los mejores medios técnicos correspondían a las tropas alemanas, el ejército nazi tuvo grandes dificultades en conquistar una ciudad que, al haber sido salvajemente bombardeada, constaba de condiciones ideales para una defensa calle por calle. Los ataques combinados de infantería y blindados resultaban inútiles en el caos de la lucha urbana en la que los escombros y las barricadas rusas formadas con todo tipo de objetos impedían el paso de los vehículos y frenaba el avance de las tropas, obligándolas a enfrentarse a soldados cubiertos tras las pilas de objetos.
La conquista del monte Mamaev Kurgan al centro de la ciudad se convirtió en una enconada lucha en que las banderas de ambos bandos ondearon alternadamente, los alemanes desplegaron todo un sistema de altavoces incitando a la deserción de los rusos, muchos se pasaron y se convirtieron en hiwis y muchos soldados rusos también fueron fusilados por acción u omisión frente a la deserción.
Las medidas impuestas por Chuikov eran extremas, se envió a miles de soldados sin experiencia para apoderarse de las trincheras alemanas con una carnicería como resultado; sin embargo, sólo a ese tremendo costo se logró frenar y desgastar la superioridad técnica alemana. Pronto la ciudad se cubrió de una atmósfera repulsiva y pútrida, los cadáveres de ambos bandos se descomponían bajo los escombros sin que nadie se molestara en recogerlos, la pestilencia y las enfermedades pronto se hicieron sentir de una manera más catastrófica que en los campos de batalla normales, ya que las epidemias se extendían por toda la ciudad, cubriéndolo todo.
Las tropas alemanas lograron penetrar en la ciudad o lo que quedaba de ella y conquistarla en un 90%, nunca se hicieron completamente con el total, puesto que los muelles no pudieron ser alcanzados. Y mientras los muelles estuvieran en manos soviéticas, los refuerzos y suministros necesarios para proseguir la batalla podrían afluir con regularidad.
Batallones y brigadas alemanas que intentaron llegar a los muelles fueron prácticamente aniquiladas al 50% de sus efectivos, estuvieron los alemanes a un paso de llegar a los embarcaderos llenos de civiles. Los cañones de 88 mm, los Stukas y la artillería alemana competían en hundir las barcazas que traían soldados del otro lado del Volga, el mar Caspio empezó a recibir cadáveres.
Para octubre de 1942, los alemanes no habían conquistado la totalidad de la ciudad, pero si ya llevaban ocupada el 80% de ella. En ese octubre, los alemanes capturaron las fábricas de tractores Octubre Rojo y de cañones Barricady, las bajas rusas se incrementaron a razón de 4.000 soldados diarios. Los heridos rusos se arrastraban a la orilla del Volga con la efímera esperanza de poder ser auxiliados, miles murieron congelados. Lo que los rusos no podían notar era que los alemanes estaban al borde de su capacidad ofensiva, de hecho no tenían las suficientes fuerzas para conquistar la ciudad, pues la línea de abastecimientos era insuficiente y no disponían de apenas material.
Los Sonderkommandos se retiraron de Stalingrado el 15 de septiembre, cuando ya habían matado a casi 4.000 civiles.
Para octubre, Hitler y sus comandantes cayeron en la cuenta de que no podrían tomar la ciudad en otoño. El invierno se aproximaba, por tanto se hicieron todos los arreglos para pasar allí el más crudo de los inviernos, en recuerdo del terrible invierno anterior, uno de los más fríos de la historia de Rusia, que provocó la muerte por congelación de cientos de soldados alemanes en la s estepas rusas, en donde se llegaron a alcanzar los -60ºC. Para fines de octubre se dejaron sentir las enfermedades en el soldado alemán: fiebre paratifoidea, tifus, disentería, etc. empezaron a hacer estragos entre las filas de la Wermacht.
A fines de octubre los alemanes se enteraron por medio de prisioneros de que los rusos preparaban una gigantesca contraofensiva. Ellos mismos habían notado los movimientos en sus flancos. Para protegerse, Paulus había levantado una barrera en su flanco izquierdo para prevenir los ataques procedentes por el norte, sirviéndose de las unidades rumanas, italianas y húngaras.
En efecto, el alto mando soviético preparaba una gran ofensiva dirigida a esos flancos y se estaba acumulando cerca de 1.700.000 hombres, es decir, cerca de 200 divisiones, la mayoría siberianas, además de carros de combate y cañones procedentes de Moscú y los urales. El plan consitía en un inmenso cerco de todo el VI ejercito, irrumpiendo en la retaguardia alemana por dos flancos, atacando alli donde las fuerzas del eje fueran más débiles. Si bien en un primer momento Stalin se negaba a desviar recursos del propio combate urbano, vio en estos planes la mejor opotunidad de cambiar el frente sur, y de revertir toda la cituacion de Stalingrado, por lo cual apoyó la idea del cerco, aunque esto significara reducir el cupo de municiones del 62º Ejército Rojo que defendia por sí sólo la ciudad. La idea de rodear a un ejército alemán en estas condiciones eran en todo osado, pero no había otra posibilidad viable tras los constantes errores en las ofencivas soviéticas de comienzo de 1942.
Llegó el invierno con sus nevadas y la ciudad quedó sumida en un manto blanco con temperaturas que rondaban los -18 °C. Los combates callejeros cesaron casi por completo durante la noche, cuando los grupos enfrentados hacían señales de tregua temporales con banderas que asomaban en los orificios de las ruinas y se permitía tácitamente retirar algunos caídos en la tierra de nadie, y además se realizó un intercambio no oficial de abastos entre pequeños grupos de ambos bandos, realizado muy a escondidas en treguas concertadas espontáneamente. De ser sorprendidos por la oficialidad, la ejecución era inmediata por confraternizar con el enemigo. De día, la lucha se reanudaba.
El 19 de noviembre de 1942, los 3.500 cañones rusos comenzaron a machacar despiadadamente las líneas enemigas más débiles entre Serafimovih y Klestkaya, éstas eran las formaciones Rumanas que se encontraban escasas de material anti-tanque. Entre la nieve y la bruma mortecina del paisaje, al son de trompetas, los obuses y Katiushas se dejaron caer en el sector rumano. Después de una hora de martilleo, los batallones de fusileros avanzaron sobre las filas de rumanos e italianos. Los rumanos del II y IV Cuerpos pudieron contener bravamente las primeras oleadas de atacantes y luego fueron arrasados por carros de combate T-34 hacia el mediodía. Cuando los fortines fueron demolidos, los rumanos echaron a correr por la planicie blanca, siendo perseguidos por las oleadas siberianas. Si bien hubo algunos intentos de responder al ataque, los comandantes del VI ejército alemán no tomaron en serio el ataque hasta que fue muy tarde, inclusive los combates en la misma ciudad de Stalingrado no se detuvieron hasta varios días después del ataque soviético a los frentes rumanos e italianos. Los Stukas acudieron al lugar del desastre y ya nada se pudo hacer, salvo ametrallar a los fusileros rusos. Si bien el ataque del sur fue por muchos factores más débil, este sector fue también atacado con éxito y las columnas de la trampa avanzaron sin grandes reveses, salvo contraataques aislados que apenas produjeron momentáneas detenciones. El objetivo donde convergían las tenazas de la trampa era el pequeño pueblo Kalach y su puente, donde los alemanes no poseían una fuerza para enfrentar la amenaza y donde quedaban expuestos sus talleres y depósitos de suministros. El desastre era total, el VIº Ejército de Paulus quedó encerrado en Stalingrado con unos 250.000 hombres literalmente famélicos y sin munición ,que no se rindieron por temor a que los rusos los ejecutaran en cuanto se entregaran.
El OKW (alto mando de la Wermacht) alemán ordenó retirar el grueso del VI Ejército desde Stalingrado por el sudoeste hacia el Don, y así evitar el encierro, aún podía hacerse ya que había brechas importantes que todavía no estaban cerradas, pero Hitler clavó literalmente a Paulus y sus hombres con una contraorden directa, y tuvieron que regresar en una penosa reinversión de sus pasos. Hitler, basándose en una promesa de Göering, prometió abastecimiento desde el aire, lo que exasperó a Von Richtofen pues el tiempo encapotado impedía volar a los aviones. En estas condiciones Paulus radió un mensaje directo a Hitler:
Mi Führer: se nos agotan las municiones y el combustible. Abastecimiento suficiente y oportuno es imposible. En estas circunstancias, solicito plena libertad de acción. Paulus.
Las tenazas soviéticas se cerraron en menos de 96 horas de lucha, para el 24 de noviembre ya era imposible fugarse de Stalingrado.
La División 94º al mando del general Walter von Seydlizt, al ver que Paulus carecía de iniciativa ordenó a su tropa evacuar su sector y forzar el bloqueo, esperaba que las demás divisiones le siguieran en su retirada no autorizada. Apenas dejó su posición, le cayó encima el 62º Ejército Soviético y fueron aniquilados sin contemplaciones, no hubo prisioneros.
GÖering, de manera irresponsable, por los informes advirtiendole de lo imposible de la mision, que recibió e ignoró, prometió abastecer al Kessel (bolsa de Stalingrado) con 500 toneladas diarias de pertrechos, pero apenas logró enviar 130 toneladas en tres días de operaciones a horizonte raso y en medio de tempestades de nieve. Sumado a las inclemencias climatológicas perjudiciales para los nazis, los rusos lanzaban bengalas desde posiciones recién tomadas para hacer creer a los aviones de abastecimiento que en ese emplazamiento todavía quedaban fieles al III Reich que solicitaban suministros. La mercancía caía en manos soviéticas dejando a los alemanes desprovistos de todo pertrecho. Para aumentar los males, los rusos atacaron de manera audaz la principal base aérea de suministros llegando a colapsar las bases de reaprovicionamiento y acentuando la escases de aviones de carga para las operaciones del puente aéreo.
Hitler, obsesionado, dijo a Von Richtofen: «Si Paulus sale de Stalingrado, jamás volveremos a tomar la plaza».
Para principios de diciembre de 1942, se empezaron a verificar las primeras bajas por inanición. A pesar de todo, los alemanes trataron de conservar la disciplina y la organización funcionó regularmente.
Stalingrado se convirtió en un caldero (Der Kessel) donde sin agua ni alimentos y atacados por las epidemias y en medio del pútrido olor a descomposición, los alemanes se aprestaron a sufrir un indefinido asedio en medio de las mayores penurias. Hitler nombró a Paulus Mariscal de Campo, ya que ningún mariscal alemán se había rendido en la historia militar alemana y esperaba que Paulus no le fallara sin antes entregar su vida. Pero los informes de las penurias que soportaban los soldados y que el mismo Paulus observó al revisar las tropas del frente, lo tranquilizaba al pensar que se había dado todo en la lucha y lo eximía de las obligaciones con este "cabo" que dirigía el país.
De este modo, unos 250.000 soldados quedaron atrapados en una bolsa con la orden, por parte de Hitler, de no retroceder ni rendirse. Pese a que Göring, mariscal del aire y jefe supremo de la Luftwaffe, prometió abastecer a las tropas desde el aire, la llegada de recursos a las tropas alemanas fue casi imposible y apenas se realizaron algunos vuelos. Sólo un aeródromo quedaba disponible, en Pitomnik, y algunos Junker 52 llegaron con abastecimientos y de vuelta, empezaron a evacuar heridos, los pocos aviones no daban abasto y los afortunados que podían subir escapaban del infierno. Los heridos colgaban de las puertas y algunos desesperados se aventuraban en las alas: ninguno llegó a salvo.
Además, unos 10.000 civiles rusos quedaron atrapados en la bolsa también, de los cuales nunca se volvió a tener noticia.
RENDICIÓN ALEMANA
En diciembre de 1942, los soldados alemanes encerrados tuvieron una leve esperanza: Manstein venía en su auxilio con su 5º Ejército Aleman intacto, planeó la Operación Tormenta de Invierno, que incluía dos amplias operaciones con un punto de partida diferente: una vendría de Chir y la otra de Kotelnikovo, a 160 km de Stalingrado.
Aún para los generales mas incrédulos del regimen Nazi, el hecho de que Hitler abandonara al VI ejército era algo inpensable, por lo cual sentían esperanzas de un posible rescate, de esta manera, la Wermacht se aseguraba de hacer todo lo posible por rescatar a este ejército cercado y lejos de Alemania.
La ofensiva empezó los días 12 y 16 de diciembre. Cuando estaban a apenas unos 50 km, la operación fue detenida misteriosamente por una orden de Hitler. La detención significó que los soviéticos le atacaran con todo y lo hicieron retroceder 200 km. El ataque que fue llevado a cabo por la 6º división blindada de manera implacable, se vio amenazado por otro contraataque ruso en la retaguardia por lo cual se decidió a frenar el intento de manera definitiva. Para empeorar las cosas, el aeródromo de Tsasinskaia, el principal de los Junker 52 para reaprovisionamiento cayó en poder ruso. Los repetidos intentos ulteriores de romper la bolsa del exterior por von Manstein fueron todos igualmente infructuosos.
El 18 de diciembre, Paulus inspeccionó su frente y comprobó que la moral combativa y el estado físico general de sus hombres se desintegraba lentamente. Se impuso un riguroso racionamiento para intentar pasar el invierno. Paulus, quién era admirador incondicional de Hitler, se dio cuenta que para el Führer el VI Ejército o lo que quedara de él era poco menos que una pieza sacrificable en el juego de la guerra, la vida de los soldados no tenía la menor importancia para él.
El 25 de diciembre, en el Kessel (caldero de Stalingrado), murieron 1.280 soldados de frío y hambre. Para el año nuevo, los rusos montaron una serie de cocinas y realizaron fiestas en la orilla sur del Volga con el doble objetivo de celebrar el año y mortificar a los alemanes encerrados.
El 8 de enero de 1943, los soviéticos realizaron un estrechamiento del perímetro y capturaron el único aeródromo que servía de conexión con el mundo exterior, Pitomnik. Los alemanes tuvieron que reconstruir el de Gumrak, gravemente dañado por ellos mismos, para poder seguir recibiendo noticias. Las penurias se multiplicaron en el 6 Ejército Alemán: las epidemias diezmaban los soldados, la disciplina ya no existía y el hambre era tan atroz que los alemanes sacrificaron caballos, perros y ratas para poder comérselos. Cabe destacar que aún en estas penosas condiciones, la resitencia del VI ejército era increíble, ya que las líneas del frente se retiraban combatiendo e infligiendo grandes bajas a los rusos que ejecutaban el plan anillo para acabar con los alemanes.
El 28 de enero Paulus trasladó el cuartel general hacia los sótanos del Univermag y allí se hacinaron unos 3.000 heridos de diversa consideración, enfermos de tifus, fiebre paratifoidea y disentería, a aquellos casos graves o que requerían cirugía prolongada eran colocados afuera para que murieran de frío. Pronto se hizo un muro de 2 metros de alto que rodeaba el edificio. Como ladrillos se usaron los cadáveres de los alemanes caídos en los combates.
Un aviso le llegó el 30 de enero de parte de Hitler a Paulus, le sugería que se suicidara ya que le había nombrado Mariscal de Campo y bajo las órdenes de Hitler ningún Mariscal se podría entregar vivo al enemigo. Un tanque ruso T-34 se acercó al cuartel general de Paulus, en el venía un intérprete alemán que había sido enviado por el Mariscal, el mayor Behr. El 31 de enero, en horas de la mañana, Friedrich Paulus se rendía con cerca de 30.000 soldados, los restos de un ejército de 250.000 hombres. Los 3.000 heridos del Univermag fueron rematados sin piedad por los rusos.
Es así como Friedrich Paulus se convirtió en el primer Mariscal de Campo en capitular bajo el mando de Hitler, desobedeciendo así al Führer, atenazado por las tropas soviéticas, la falta de alimentos y castigado por el frío polar de la estepa rusa, para el que sus tropas no tenían material suficiente.
CONSECUENCIAS DE LA RENDICIÓN
Unos 500.000 prisioneros sumados entre alemanes, italianos, rumanos y húngaros partieron rumbo a Siberia. Una parte de ellos fue utilizada para reconstruir la ciudad, no sin antes sacar los cadáveres alemanes para ser incendiados en una pira en las afueras. Oficialmente 91.000 fueron los prisioneros de las batalla final de la ciudad de Stalingrado, de estos muy pocos estaban vivos para el comienzo de la primavera de 1943. Unos 400.000 prisioneros murieron en los meses siguientes, en muchos casos de hambre. Otros 25.000 se quedaron para reconstruir la ciudad, no más de 10.000 sobrevivieron. Los mercenarios rusos y ucranianos que lucharon al lado de los alemanes, unos 50.000 al inicio de la batalla, fueron ejecutados inmediatamente.
Las consecuencias de esta catástrofe nazi fueron inmensas y de gran alcance. Por primera vez, Alemania perdía la iniciativa de la guerra y tenía que colocarse a la defensiva. Alemania ya no podría avanzar más hacia el este. Después de esta batalla, la Unión Soviética surgió engrandecida y con la iniciativa de la guerra que la asolaba en las manos de sus líderes.
Además, Alemania perdió todo el VI Ejército, el 4º ejército blindado e incontables recursos mecánicos que no se pudieron reemplazar con la misma facilidad con que la URSS podía con sus propias bajas (aún más terribles incluso que las alemanas).
Los rusos, aparte de recibir una ciudad derruida al 99%, habían sufrido dos millones de civiles muertos y más de 750.000 bajas en soldados. De estos, 13.000 habían muerto ejecutados por sus propios compatriotas, acusados de cobardía, deserción, colaboracionismo, etc. El triunfo de esta batalla trascendió los limites de la Unión Soviética e inspiró a todos los aliados e incentivó a la resistencia de todas partes. El rey Jorge VI de Inglaterrra regaló a la ciudad una espada forjada especialmente en su honor, y hasta el poeta Pablo Neruda escribió versos celebrando la victoria, lo cual transformó esta lucha en un símbolo y en un punto de quiebre para toda la guerra.
Friedrich Paulus sobrevivió a la guerra y volvió a Alemania en 1952. Zhukov reclamó para sí el éxito de Stalingrado, pero se le concedieron todos los créditos a Vassili Chuikov, que fue ascendido a capitán general, a cargo de un ejército que marcharía luego a Berlín. Además, Chuikov fue nombrado por segunda vez en su vida Héroe de la Patria y recibió el Título de Héroe de la Batalla de Stalingrado.
IMÁGENES
Pareja de francotiradores rusos apostados entre unos escombros de la ciudad de Stalingrado en diciembre de 1942
Tres soldados rusos apostados en unas ruinas del área Kharkov, en 1942.
Dos de ellos van armados con metralletas PPSH soviéticas, el otro maneja una ametralladora ligera
Soldaods rusos en una estrecha trinchera usada para la lucha contra los tanques
Pareja de soldados alemanes se pasean por el interior de una fábrica rusa en ruinas durante la Batalla de Stalingrado, 1942
Trabajadores industriales rusos defienden su fábrica de los ataques aéreos alemanes con
rifles Mosin-Nagrant, Stalingrado 1941
Soldados rusos se cubren tras una pared destruida en Stalingrado (1943). Uno de ellos va aramdo con una metralleta PPSH, el otro, porta un lanzallamas
Prisioneros alemanes en Stalingrado son guiados a través de una zanja llena de cadáveres de SS por soldados rusos armados con metralletas PPSH.
Los soldados de ambos bandos llevan uniformes de invierno
Vassili Ivanovich Zaitsev, francotirador ruso, héroe de la patria y de la Batalla de Stalingrado posa con su Mosin-Nagant en Octubre de 1942 durante la lucha por la actual Volgogrado.
Soldados rusos buscando minas con detectores de metales en su avance por la Unión Soviética retomando los territorios caídos en manos almemanas
Soldado alemán es capturado por una patrulla soviética durante los últimos momentos de la Batalla de Stalingrado, en el interior de La Cazuela
Soldados alemanes heridos, famélicos y helados forman ante los rusos
Soldados rusos asaltan una fábrica de Stalingrado en el invierno de 1942-43, durante el final de la batalla
2 comentarios
juan -
archer -
Saludos, archer